Un corazón arrepentido
Un amigo había violado los votos conyugales. Fue doloroso verlo destruir su familia. Al buscar reconciliarse con su esposa, me pidió consejo. Le dije que no solo debía ofrecer palabras, sino también demostraciones prácticas de amor a su esposa y un alejamiento de todo patrón de pecado.
Noticia digna de celebrar
Por más de dos siglos, el himno que aparecía primero en el himnario metodista en inglés era O for a Thousand Tongues to Sing [Mil voces para celebrar], escrito por Carlos Wesley y titulado inicialmente For the Anniversary Day of One´s Conversion [Para celebrar el aniversario de la conversión]; compuesto para conmemorar la renovación total que tuvo por su fe en Jesús. Sus 18 estrofas proclaman la gloria de la bondad de Dios a los que se arrepienten y siguen a Cristo.
Fe generosa
Hace unos años, se invitó a nuestra iglesia a hospedar a refugiados que huían de su país tras un tumultuoso cambio en el liderazgo político. Familias enteras llegaron con apenas unas pocas cosas en una pequeña bolsa. Varios hogares se abrieron, incluidos algunos que tenían poco espacio.
Dios en el pasado y en el presente
Hacía años que habíamos dejado la ciudad donde criamos a nuestra familia, y una visita reciente me recordó momentos olvidados: los partidos de fútbol de nuestras hijas, nuestro antiguo hogar, las reuniones en la iglesia y el restaurante mexicano de unos amigos. La ciudad había cambiado, pero quedaban muchas cosas familiares que me dieron ganas de volver.
Clamores de angustia
Atrapado bajo los escombros de dos pisos que colapsaron por un terremoto, Jinan, una niña siria de cinco años, gritaba pidiendo ayuda a los rescatadores mientras protegía a su hermanito: «Sáquenme de aquí; haré lo que me pidan. Seré su sirvienta».
Una petición sencilla
«Por favor, limpia la habitación del frente antes de irte a dormir», le dije a una de mis hijas. Instantáneamente, vino la respuesta: «¿Por qué no ella?».